jueves, 31 de diciembre de 2009

Dos historias duranguenses

I.
Desde niño siempre me gustaron los conejos, los conejos blancos mis favoritos, parecían bolas de algodón con patas. Mi familia tenía un rancho en Durango cerca de la sierra, una vez que le heredé a mis padres el rancho lo primero que hice fue comprar una pareja de conejos blancos, me encantaba verlos correr por el rancho, ciertamente nunca les puse un cerco, los dejaba libres. Un día por cuestiones de trabajo tuve que ir a la cuidad y conmigo se fue mi esposa, todavía no teníamos hijos, así que el rancho se quedó solo.

El rancho estaba cerca de un cerro, relativamente se podía ver desde la carretera. Al regresar de nuestro viaje, que duró algunos meses y cerca de las navidades, vimos con sorpresa al acercarnos al cerro que estaba completamente blanco, parecía un cerro nevado, pero no estaba nevando en esas fechas, hacía frío, sí, pero no estaba nevando, a menos que en la parte alta sí estuviera cayendo nieve; pero incrédulos aún, mi esposa y yo nos acercamos hasta el rancho, ¡cuál va siendo nuestra sorpresa!, no era nieve, eran los conejos que se habían reproducido por miles en nuestra ausencia!, miles de conejos blancos corriendo por el rancho hasta la punta de el cerro que se veía nevado por los malditos conejos, fue un espectáculo muy comentado por estas tierras.

II
Como siempre fui una persona de campo me gustaba mucho la cacería, siempre fui un cazador solitario, me gustaba adentrarme en la sierra duranguense a cazar venado, un día ya llevaba mucho tiempo caminado, había fallado con mi rifle a varios especímenes y me estaba quedando sin balas, así que decidí regresar. Cuando venía de camino de regreso al rancho veo a lo lejos dos hermosos venados bebiendo en un río, me doy cuenta que estoy a una distancia donde le puedo dar a uno de ellos, veo por la mira de mi rifle y me doy cuenta que los dos venados están demasiado cerca uno del otro, checo mi carga, una sola bala, tengo una sola bala y dos venados magníficos a punto de tiro, pienso, ¿qué hago? ¿mato a uno? ¿puedo matarlos a ambos? checo con la mira y se me ocurre algo nunca antes intentado, tengo un cuchillo en la bolsa de mi pantalón, lo saco, pongo el cuchillo con la punta hacia arriba, exactamente a la mitad del cañón del rifle, apunto bien, retengo la respiración, los dos venados siguen juntos en el río, espero, espero, ¡disparo!, la bala, la única bala del rifle se parte en dos con el cuchillo y mato a los dos venados, nadie me lo creyó.

domingo, 22 de noviembre de 2009

ahora te lo puedo decir

manifiesto bazinga

VERSIÓN 406




VERSIÓN 412 o BEATNIK SPEARS


domingo, 8 de noviembre de 2009

Nos cerraron las puertas del paraíso


En el rincón aquel ya no está la rocola
sobre la barra ya nadie ahora hace olas
solamente la araña baila sola
con sus piernas de good old rocanrol
Jaime López

De por sí las puertas del paraíso nunca las vamos a ver, digo, estoy consciente de que el cálido infierno ya me guarda la suite presidencial, para que luego las puertas del otro paraíso nos las hayan cerrado pos ya son chingaderas, ¿no? Me refiero a una cantina de acá de Torreón que tenía ese bonito nombre, El Otro Paraíso, lugar de solaz y esparcimiento atendido por el único cantinero poeta-filosófo AA, Don José.

el autor del bló y don José

Con Don José podias hablar de literatura, de cine, de filosofía, de buena pornografía, de viajes y viejas, con una mente aguda y sobria. Podíamos llevarle nuestros retazos de poemas y si él daba el visto bueno ya sabías que era publicable, seguramente muchos de mis amigos escritores y músicos llevaron ahí sus libros y canciones antes de llevarlos a un taller o de plano con un editor, con José de crítico sabías por dónde estaba la onda. Tenía en el espejo de la barra de su cantina poemas o textos que sacaba quién sabe de dónde, luego nosotros le decorábamos la barra con nuestros bodrios, pero él siempre feliz.

Como era una cantina no podían entrar nuestras amigas, así que para evitarse broncas de plano cerraba el changarro para nosotros, cabe mencionar que de todos modos El Otro Paraíso no era muy visitado, así que siempre la sentimos como nuestra, la usábamos para lecturas públicas, para exposiciones y performans. Era salón de juntas y de arrejuntes, dio trabajo a desempleados que cobraban su semana con cerveza, dio cobijo a crudos de media mañana, fiaba hasta el fin de semana, regalaba tequila añejo pal desempance, daba botana exótica "hecha con sus propias manitas"... Hasta que un día el buen José nos dijo que andaba vendiendo, "ya me cansé de tanta mamada", me decía, quiero vender este pedo, y acabó por venderle a un güey que terminó haciendo de nuestra cantina un lugar pa nomás ir a ver el futbol, con pósters del santos laguna y todo el numerito. Si José, dejamos de ir, borraron nuestras pintas y nos negaron las encerronas. Hace poco supe que lo habían vuelto a cerrar, nos cerraron dos veces el paraíso, que mal pex.

domingo, 11 de octubre de 2009

El pintor de la locura

Las únicas personas que me agradan
son las que están locas:
locas por vivir,
locas por hablar,
locas por ser salvadas.

Jack Kerouac

Farra Torres fue un pintor genial, digo fue porque hace tiempo una mujer muy parecida a su madre le quitó ese placer, al casarse. De hecho fui a su boda-entierro, una mesa llena de tipos que no creían lo que estaban viendo, el Farra, el pintor de la locura se estaba casando con la castrante Vick, mujer sargento. Ahí estábamos como asistiendo a su entierro, en un salón donde todas las mesas tenían vino menos la de nosotros, no nos dieron alcohol ni pa' curar un raspón, de hecho nos tenían en un rincón del saloncito y a cada rato la mamá del Farra pasaba y nos decía: si quieren estar aquí los quiero tranquilitos y sin hacerla de tox o los saco a la chingada, no pos sí.


Y la señora tenía sus razones pa ponerse así, su hijito era de armas tomar, le tumbaba la puerta de la casa cuando no le abría, la insultaba y le orinaba la macetas del jol de su casa, el Farra no lo hacía a propósito de hecho, medicado desde la adolescencia por un trastorno bipolar vivía entre el encierro y los ataques de locura temporal. Encontró en la pintura a su gran amor, pintaba chingoncísimo, unas pesadillas hermosas en los lienzos, seres que parecían humanos se escurrían por sus cuadros, ojos muy profundos tenían sus personajes, parecía que te hablaban. Farra pintaba hecho la madre, frenético, con risitas de vez en cuando; pintaba desnudo y siempre me sorprendía con un cuadro nuevo cuando le caíamos a su casa. Siempre me gustaron sus cuadros aunque curiosamente nunca me quiso vender ni regalar ninguno; decía, quién sabe si era cierto, que tenía un corredor que le vendía sus cuadros en Nueva York. La cosa era tal vez cierta porque lana nunca le faltaba, tenía una camioneta con la que ya hasta la madre (se ponía pedo bien rápido por causa de los medicamentos que tomaba) caía a casa de sus amigos a la hora que fuera y te ponía unas pedas de miedo. Luego le daba por encuerarse y hablarle al diablo pa que viniera por él.


Siempre que íbamos a su casa nunca entramos por la puerta principal, su cuarto que era muy amplio además daba a la calle, brincábamos una barda y nos abría por un ventanal y entrábamos a su cuarto-estudio, lleno de revistas porno hard core, películas de trauma y lindezas así. Vivía solo con su jefa, no tuvo hermanos y el resto de la casa era un misterio, ya pa cuando la jefa se daba cuenta de que estábamos ahí, era porque el pinche ruidajo no la dejaba dormir; una vez hasta una patrulla nos aventó pa sacarnos y el Farra se iba con nosotros a seguirla onde fuera, normalmente a mi casa. Siempre que me quedaba en su cuarto los pinches cuadros no me dejaban dormir, parecía que se salían de los cuadros llenos de horror, dignos de un sicoanalisis.


Pero eso se acabó el día que conoció a su ahora mujer, parecía que le echaba el doble de drogas a su comida y bebida. De repente se dejó de ver, ya ni el teléfono contestaba, de repente un día cayó a casa de los amigos con las invitaciones a su boda, ¡ah, chinga!, ¿cómo que te casas pendejo? Sí cabrón, decía con su cavernosa voz, ya es tiempo de sentar cabeza, ¡ma!


Lo dejé de ver años, hasta un día que nos encontamos en una exhibición de cuadros suyos y de otros pintores y fotógrafos de la región. Parecía el reencuentro de los muertos vivientes. Panzón y sin el brillo de la locura en sus ojos me prometió que nos veríamos pronto por un proyecto que teníamos juntos, de un cómic que andábamos haciendo: yo ponía los textos y él pintaba las pesadillas. Todavía lo estoy esperando.

Yo soy la rata

4 am, estoy en el bunker y mis pesadillas no me dejan dormir. estoy solo en la casa, apago la luz de mi recámara y sigo viendo a alguien de pie en una esquina, un bulto negro, ¿será la muerte y ya viene por mí? ¿será así cuando valga madre? ¿la podré ver ahi recargada en una esquina de mi cama, como en la película macario?

en esas estaba cuando me revienta la cruda del día, o de la madrugada más bien; bajo a la cocina por la escalera de caracol, prendo la luz de la cocina y de reojo veo otro bulto en la cocineta. volteo y se me erizan los pelos por la sorpresa, ¡no mames! una pinche ratota estaba ahí comiéndose no sé que. ¡en la madre!

la cabrona era del tamaño de un pinche gato. nos quedamos ahí, viendonos; se para sobre sus patas traseras y la puedo ver más al detalle, su pelambre gris brillante, como recién peinada, sus patas con unas garras que si me brinca encima fácil me corta el cuello, orejotas echadas para atrás y esos pinches ojillos que no dejan de mirarme, negros, negros, brillantes, los dos ahí, rata y yo, sólo mirándonos, seguro preguntándose ¿qué hace este animal en mi cocina? ¿por qué interrumpe a media cena?

son unos minutos pero parecen años ahí con la mano derecha en el interruptor de la luz y la izquierda señalando algo. la rata actúa primero, se encorva y sigue comiendo muy quitada de la pena, a ver a qué horas se va éste, seguro piensa, y veo con horror cómo roe lo que trae entre garras. no atino qué hacer, lentamente voy por una escoba y abro la puerta de la calle, desde lejos le aviento con un zapato, la rata ni se inmuta, ¿a chinga? ¿súper rata? se baja de la cocineta y otra vez me echa una mirada asesina, y ahí me tienen como pendejo blandiendo una escoba, vente cabrona pa' ver de a cómo nos toca, le digo envalentonado. en un veloz movimiento la rata corre por la sala y sale de la casa, se atora con el barandal de la calle y se escucha un chingazo, ¡¡¡puumm!!!, golpea la puerta de la calle.

¿por dónde chingados se metió?, me alcanzo a preguntar mientras me baja la adrenalina. cierro la puerta de la calle y todas las ventanas, abro el refri, saco algo y a dos manos empiezo a roer la comida, levanto la nariz y muevo mis bigotes triunfal. me la pela la pinche rata, je je.

lunes, 31 de agosto de 2009

Las frías (parte II y... ¿última?)

En nuestro capítulo anterior teníamos a nuestros héroes a una botella de litro de ser llevados a lo oscurito por un par de jotos feos y peludos (si hubieran estado bonitos otro gallo cantaría); pero veamos qué pasó a continuación.

Resulta que en un momento dado de la noche, ya con los esfínteres apretados, Gaytán dice a Ramírez: ira, haz como que vas al baño y ve búscate a estos cabrones, no es posible que no hayan venido; si no los vemos entonces sí ya nos llevo pifas y si estos putitos la hacen de pedo salimos perdiendo, ya les debemos mucho dinero. Okeys, dice Ramírez. Se levanta de la mesa diciéndoles a sutano y perengano: orita, vengo voy al baño. Te acompaño, dice pelos; nop, pérame, orita nos vamos por las frías. Con eso aquellos lobos feroces babeaban. Chin, dijo Gaytán sintiéndose Caperucita.

De rato y como si hubieran pasado siglos, Ramírez se acerca con Gaytán y le dice al oído: ya chingamos, ya vi a Soto, ya le platiqué el asunto y dice que nos espera en el carro con la prima, nomás que veamos cómo salimos sin que se den cuenta estos dos, pensaba el par, y fue cuando la suerte estuvo de su lado. Sutano dice: voy al baño, manita, cuídame a los muchachos. Sale de escena y Ramírez guiñándole un ojo al que quedaba le dice, deja voy a ver qué se le ofrece. El que se queda en la mesa con Gaytán piensa que ya tiene el numerito hecho y le pregunta a Gaytán: ¿qué se te ofrece antes de irnos?, éste le dice: ve a la barra y pídeme una cheve pal desempance, ¿no? Ok, deja voy, no te me vayas güero; no, ¿cómo crees mi vida?

En cuanto le da la espalda y se interna por la barra llena de gente, Gaytán ve su oportunidad y sale entre la gente casi corriendo. Ramírez ya está en la puerta esperándolo, el que sale del baño los ve salir, le grita al otro: ¡se van, alcánzalos! Y como en peli chafa, afuera está un carro amarillo con el motor encendido, brincan dentro del carro, todos adentro van cagados de la risa menos Gaytán y Ramírez.

En un semáforo los alcanza un carro blanco y, ¡no mames!, son sutano y perengano bien encabronados. Párense cabrones, que nos van a pagar tod. Dan vuelta en u, tratando de escapar del par de lilos encabronados, y empieza una persecución peliculesca. Al volante va la prima de Soto, diestra pa manejar. ¡Ahí vienen, dale! Entran en una calle oscura, apagan luces y se estacionan; al segundo pasa el carro blanco, no los ve, se quedan ahí un rato más y cuando parece que ya todo pasó regresan a la casa de la prima. En el camino todos se burlan de Gaytán y Ramírez, sobre todo las amigas de la prima, que a partir de ese día ven en este par de pubertos, a dos caquines en potencia, ya nada las hará cambiar de opinión, ni modo; pero esa noche sí la vieron cerca.

domingo, 30 de agosto de 2009

nit beat


sábado, 15 de agosto de 2009

Acabo de abrir un negocio

Les paso el dato y la dirección. Por favor, acompáñenme a tan bonito lugar.

Gracias.

Las frías (parte I)

Ramírez y Gaytán no eran muy dados a ir a las discos, de hecho les cagaban dichos lugares, siempre prefirieron las fiestas en casa de alguien o nomás echar la cheve afuera del Oxxo que estaba por la escuela, pero he ahí que una vez hubo una buena razón para ir a una, aunque a partir de ese día ya no regresaron a una disco en particular.


Soto les dijo una tarde que una prima de él los andaba invitando un viernes por la noche a la disco ¡Oh, no! (me cae que así se llamaba la disco esa), donde cada viernes había barra libre; o sea -dijo Soto a este par-, va'ber pisto y viejas, mi prima lleva a otras dos y ya conocen cómo es mi prima (sí, ya sabíamos cómo era de desprendida la susodicha). Así que sin batallar mucho Gaytán y Ramírez aceptaron ir esa noche al antro ese. Quedaron de verse ahí.


Ramírez y Gaytán llegan puntuales a la cita pero no ven a Soto ni a las demás. Gaytán siente náusea de estar en un lugar así, no acostumbra estar rodeado de tanta gente bonita, pero de todos modos entran, se dirigen directo a la barra; dos cervezas y a observar la fauna que un vier-nesen-la-no-che-sa-lena-re-ven-tary-di-ver-tir-se-guauuu! Despúes de terminarse las cheves el par de exploradores antreros deciden ir a buscar a sus amigos. 'ira, dice uno, tú le das la vuelta por aquí y yo voy por allá, si no los encontramos nos vemos aquí mismo; y casi chocando sus manos y tomando tiempo en sus relojes salen a la búsqueda de prima con amigas.


Gaytán da una vuelta al lugar y no encuentra a nadie. Casi al llegar a la barra ve a Ramírez sentado en una mesa de reservado junto con dos güeyes, uno bigotón y el otro barbón y peludo. Sin sospechar su destino se dirige hacia el reservado y Ramírez al verlo le pide que tome asiento con ellos. Mira, dice el diplomático Ramírez, te presento a dos amigos, fulano y sutano. Nnoo, ps 'cho gusto, dice Gaytán. Siéntate amigo, dice barbas y pelos, ¿quieres una copa? Y como si las palabras mágicas se acabaran de pronunciar, Gaytán se sirve en un vaso tres hielos, medio de whisky y una pizca de agua mineral, se acomoda y empieza a platicar con el par de dos. ¿Y ustedes qué onda? Somos maestos en una prepa, éste da física y química y yo doy matemáticas. Ah, mira, qué interesante, dice Gaytán sirviéndose su segundo whiscacho.


En un momento dado, mientras la botella se empieza a vaciar, Gaytán pregunta a Ramírez: ¿y a estos de dónde los conoces, carnal? ¿Eh? No, güey, iba yo pasando pa' buscar a Soto y al pasar por el reservado éste -dirigiéndose a bigote- me hizo una seña, yo entré y le pregunté qué onda, me dice ¿quieres una copa?, y pos aquí estoy. Le dije que venía con un amigo, así que cuando pasaste pos te hablamos. ¿O sea que no los conoces? Nel, apenas orita; nos echamos la tella esa y nos vamos a busar a la gente, ¿no? Ok, dice Gaytán sirviéndose su tercer trago.


Al terminarse esa ronda, el par de angelitos se pone de pie dispuesto a retirarse, y uno de aquellos les dice: no, pérate, orita pedimos la otra, ¿o qué, ya se quieren ir? Es que venimos con unas amigas, dice Ramirez. Pues orita si las ven las invitan, dice fulano, pero no nos pueden dejar así nomás. ¿Así nomás?, se pregunta Gaytán el ingenuo; pos mientras el pisto corra yo aquí sigo.


Y así siguieron, con la segunda y hasta la tercera ronda, hasta que en un momento dado bigote le dice algo a Ramírez que Gaytán no alcanza a escuchar. Ramírez y él platican un rato, bigos sale de la escena y Ramírez le dice a Gaytán: oye güey, ¡ya valió verga esto! A cabrón, ¿por qué, güey, quieren que les paguemos las rondas o qué pedo? Pos más o menos, dice Ramirez, orita el bigotón me está diciendo que el barbón y él son novios, cabrón, y que andan de antro por que andan buscando novios y les latimos; el güey quiere que nos vayamos con ellos cuando se termine la siguente ronda, ¿cómo ves? ¡Ay güey, pérate!, yo todavía quiero ser señorito. No, pos yo también, ¿qué onda? Mira, les pedimos otra botella y pensamos qué onda, tú dile al güey ese que sí nos vamos con ellos pa' que no haya tox. Ok.


Cuando regresa bigote, el barbón se acerca con Gaytán y mientras le agarra una piernita le dice: ¿qué onda, ya hablaste con tu amigo? Sip, ya quedamos, pide la otra y a donde ustedes digan. ¿Neta, niño? Sí hombre, tú pídete la otra, no hay lío. Barbagay sonríe imaginándose que se va a estrenar al mancebo Gaytán, que nomás pasa saliva. Mira, le dice el pelos, cuando se quieran ir nomás digan: "oye, vamos por las frías, ¿no?", y así ya entendemos qué quieren. Ah, okeyyy, dice Ramírez. Ora resulta que hasta tiene claves y todo. Valió madre.


¿Conseguirán los putitos su cometido? ¿Estrenarán a este par por pendejos? ¿Dónde están Soto y su prima? No se pierdan el siguiente episodio de este trepidante bló...

domingo, 26 de julio de 2009

Yo también hablo de los Dead Weather

Cuando hablamos de superbandas de rock nos viene a la mente siempre Cream, aquel grupo comandado por Ginger Baker, Jack Bruce y Erick Clapton, que en su momento fue llamado la banda de rock más potente sobre la tierra, a pesar de que ya andaban por ahí los Stones y The Beatles como los grupos que tenían la batuta. Después vino Blind Faith, donde también estaba Baker pero ahora acompañado por Rick Greech y el joven fenómeno Steve Winwood; esta banda sólo duró un año (1969) y al parecer las llamadas superbandas tienen eso, nada más duran juntos un par de años, ya por egos que tiran hacia todas direcciones o porque algunos de los miembros sólo tocan ahí "mientras" encuentran una banda base.

De los sesenta, sin duda mi superbanda favorita es The Dirty Mac, un grupazo que se vio y escuchó una sola vez; estaban nada más ni nada menos que John Lennon, Eric Clapton, Keith Richards y Mitch Mitchell, y fue reunida únicamente para el programa de televisión de los Rolling Stones The Rolling Stones Rock and Roll Circus en 1968, show donde también participó como gritante Yoko Ono. Con el correr de las décadas muchas "superbandas" se han reunido con disparejos resultados desde ASIA, con miembros de Yes, King Crimson y Emerson Like and Palmer hasta los Traveling Wilburys con Bob Dylan, Tom Petty, Seff Lyne y George Harrison, así hasta llegar a este 2009, donde otra superbanda asoma la cabeza ofreciendo un rocanrol de sonido desafiante y poderoso. Me refiero a The Dead Weather, banda comandada por el genio de Jack White (The White Stripes, The Raconteurs), Alisson Mosshart (The Kills), Jack Lawrence (The Raconteurs) y Dean Fertita (Queens of the Stone Age).
Cuando uno lee semejante alineación sólo puede esperar un plato fuera de serie y estos tipos lo ofrecen de una manera sobresaliente. El disco de nombre Horehound es más que una bocanada de aire fresco en el triste y cada vez más aburrido panorama rockero de principios del siglo XXI, un álbum que si no ofrece nada "nuevo" (como si a estas alturas alguien pudiera hablar de originalidad), sí brinda un rock rasposo, con bases bluseras como el buen rock debe de escucharse, con guitarras poderosas y un ritmo machacante, con un plus en la voz sexual de Alisson Mosshart, cachonda y cabrona como se deja escuchar en gran parte de los temas de este material. Sin duda estamos hablando de uno de los mejores discos de este año, para los amantes del buen rock con reminiscencias setenteras y del rock garage, éste sin duda es un disco infaltable. Yo por lo pronto no paro de esucharlo y de maravillarme, encontrándole cada vez más virtudes; y para muestra de lo que digo les dejo aquí uno de los videos que ya andan rolando de The Dead Weather: Hang You From The Heavens, disfrútenlo con leche.

martes, 30 de junio de 2009

Un regalo para todos los fans de Bunbury

¿O debo decir de Enrique Ortiz de Landázuri Izardui? Que lo disfruten.

domingo, 14 de junio de 2009

El ataque de los trolls

Finished with my woman 'cause she couldn't help
with my mind

people think i´m insane because i am frowning all the

time, all day long i think of things but nothing seems

to satisfy

think i´ll lose my mind if i don´t find something to

pacify
can you help me! occupy my brain? oh yeah
.
BLACK SABBATH /PARANOID


La jefa de mi compadre Rubio es una señora metida en el mundo del esoterismo, cree entre otras cosas en ángeles, hadas y trolls y todas esas ondas, incluso tiene hadas tatuadas en su cuerpo.

Una noche que la señora andaba fuera de la ciudad, mi compadre me llama para que lo acompañe en casa de su mamá, está solo y la casa le da escalofrío, no es que sea miedoso me dice, sino que no sabe qué sentir con tanto méndigo mono por aquí. Y dice bien. Al llegar a su casa, junto con otra persona -que por más que trato de recordar no recuerdo quién era- vemos en una repisa que está en la sala una colección de trolls, esos méndigos monos greñudos de nariz prominente y ojos profundos, todos vestidos de diferentes maneras; eran como 8 ó 10, unos se veían más jóvenes que otros, con bastón y se veían bien cuidados. De primera impresión sí dan mala vibra por feos, pero pensamos que sólo se trata de eso: unos monos feos y que la jefa de este cuate tiene muy mal gusto para decorar una casa con semejantes adornos.

Como debía de esperarse en estos trances, compramos alcohol para pasar las noche en casa de este cuate, sentados en la sala con los trolls de frente y sólo una pequeña luz prendida, da un aspecto más feo a los monigotes, el reflejo de sus pelos y narices se ve en una pared como una sombra amplificando sus rasgos. Conforme el alcohol fluía empezamos a ver cosas raras en los trolls, güey ¿te fijaste que uno se movió?, me dice personaquenorecuerdoquiénera, ¡no mames! cómo se va a mover, neta, me cai que uno se movió; ya, güeyes, que me ponen nervioso, chilló Rubio. Al rato: pinche mono se me queda viendo muy feo cabrón, mira como brillan sus ojillos, como si se me quisieran echar encima todos, como en la película esa donde los juguetes son asesinos, sí esa donde sale un pinche mono con la cabeza de taladro, ¡ya cabrones! que no los invité pa que me asustaran, de por sí no puedo dormir con esas cosas aquí y luego ustedes vienen a mamar. No, pérate güey, es neta, ya vi lo que dice éste, sí se movió ése, ¿te fijas? hace rato su posición era ésta y míralo, ahora movió un brazo y la cabeza, pareciera que hablan entre ellos, chin no me pongas más paranoico.

Así estuvimos hasta que en un momento de la noche Rubio que ya no soportó más el ataque de los trolls, va a un cuarto y saca una caja de zapatos grande, echa a todos los monos en la caja y la tapa. Su cara se veía como la de los trolls, ojillos profundos llenos de odio hacia estos objetos. ¿Qué hacemos con estos cabrones? me pregunta, le digo como jugando: pos a darles en la madre ¿no? ¡quemémoslos! grita personajedesconocido, ¡órale! dice Rubio, a dos cuadras de su casa hay un baldío, sacamos una pala y vamos con la caja como un pequeño ataud, escarbamos un hoyo bastante grande en el lote, hay luna llena y podemos hacer todo sin luz, la luna nos vigila. Echa Rubio la caja al agujero y le prende fuego, vemos cómo los trolls se remueven en la caja como si de repente cobraran vida. Cuando ya los vemos achicharrados les echamos tierra, putos monos no pudieron con nosotros, hasta ahí todo bien.

Al otro día Rubio se va temprano a casa de su novia y deja la casa de su mamá sola, sabemos que en cualquier momento llegará la señora y verá que sus amados trolls no están. En la tarde me habla Rubio a mi casa, me dice con voz entrecortada de miedo, no me vas a creer lo que pasó cabrón, me habló mi jefa ya sabía yo por dónde iba, le iba a decir que los quemamos porque no los aguantaba en la casa, pero sólo me preguntó, oye hijo, ¿por qué están mis trolls en la basura? ¿en la basura? ¿cómo en la basura? preguntó Rubio a su mamá, si mijo, aquí estín todos en el bote de basura, cuando llegué los vi y los acabo de meter de nuevo. Aquél ya no supo qué contestar, desde entonces no hemos vuelto a esa casa, no vaya siendo que los trolls sean rencorosos y esperen su venganza.

domingo, 31 de mayo de 2009

Filosofía barata y zapatos de goma

El ómnibus se ha ido
el amor se ha vencido
quise quedarme pero me fui

Filosofía barata y zapatos de goma
quizás es todo lo que te di

Charly García
-Poresotedigo, ¿cómo podemosaber qué pasa cuandounomuere, de qué se trata la vida?, a veces siento queya todo estáescrito ¿cómo se llamaeso cuando parece que lo questá pasando ya lo viviste? mmmhhh ah sí dejavú bueno pos eso qué pasa si todo lo que tehan dicho las religiones resultó querafalso? o sea carajo ¡qué miedo saber que mueres yya, no? no haynada más ni reencarnación nicieloninfiernoninada nomáses así como si teapagaran laluz y ya o sea... ¿de qué sirve esta pinche vida de sufrimiento y luego yanada? ¿nomásasercomidadegusanos? y todo eso de portarse bien paquevayasalcielo yquesieldiablo y que la chingada? apoconomásesto que estoy viviendo es todo? o sea estamos realmente solos? no hay más para nosotros los que nacimos jodidosyfeos ynotuvimossuerteenlaputavida? o sea... nomames, ¿nohaynadamás paranosotros más que veraotrostriunfarytenerlo todo, morimos y ya? ¿no hay más? sinsuerte y sincielo y chance de volveratener otra oportunidad? ¿quéopiinassssssstúuu?
-Mira cabrón a mí me pagaste pa estar contigo, yo pensé que íbamos a coger, pero si andas con esas mamadas de que si la vida y que si la resurrección pos mejor me voy y ahí te dejo con tu chaqueta mental, no me hagas perder mi tiempo y págame ¿no?
-ok, perdón, ¿cuántotedebo?

sábado, 2 de mayo de 2009

¿Por qué ya no hacen grupos así?

viernes, 1 de mayo de 2009

Un día cualquiera

Buenos días, me dice una señora gorda, bonito día
¿no le parece?
soy incapaz de responder y me alejo avergonzado,
incapaz de contarle acerca del cuchillo que tengo
clavado en mi interior
CHARLES BUKOWSKI

Siento como justo antes de despertar una guillotina de aire corta el sueño, ¿por qué será que siempre en mis sueños es de noche? La mañana rojiza parece un ala sangrante, el agua me regresa el cuerpo y el café cada vez sabe más a derrota.

Hoy no salgo de mi casa, mi mujer y mi hija son absorbidas por esa bestia de cemento, mi hija sonríe y se despide cantando, hoy no me importa nada si la veo contenta y lo está, pero cuando se aleja la sensación de frescura en el ambiente desaparece, como cuando abres el refrigerador y afuera hay cuarenta grados de temperatura.

Vuelvo a la cama, el desayuno se enfría y también mi ánimo, no hay nada que ver en la tele, nada que oír en el radio, el periódico suelta su alarmante veneno, lo ojeo y lo aviento a la calle, hojas que antes tenían un sentido ahora están regadas en la tierra, la foto del político y el asesino están juntas, miro y me doy cuenta lo parecidos que son, la quinceañera de la foto de sociales con su blanco vestido son mancillados por las patas de una gata que no entiende de esas cosas, los dos, la gata y yo miramos igual al mundo.

Camino desnudo por la casa y me veo en un espejo, ¡carajo! Cómo un hombre desnudo puede tener algo de atractivo, digo, una mujer desnuda es un poema, ¿un hombre desnudo? ¿O soy yo el que piensa así? Finalmente pongo música, sí, la bendita música que me puede levantar de mi tumba para sentir un par de rolas, me siento en un sofá y abro la ventana, así desnudo espero que la gente que pase me pueda ver, para que opine sobre mi desnudez, ¿usted qué opina?, le podría preguntar al que vaya pasando, la gente va y viene y nadie voltea a la ventana, nadie me mira, ¿a nadie parece importarle un hombre desnudo sentado en un sofá con la ventana abierta? Así que prefiero vestirme, salir a la calle y tratar de recordar la tonada que cantaba mi hija cuando salió esa mañana, ¿cómo iba?

viernes, 10 de abril de 2009

Xavier Velasco en un barco chiquito

Toda puerta se abre cuando escribimos dormidos
el sueño es la vida más pura que nos resta

Francisco Hernández
¿Recuerdas esa vez? Íbamos subiendo esas escaleras de madera que rechinaban peligrosamente, como si de un momento a otro se abriera un hueco entre peldaño y peldaño y cayéramos sin remedio al centro del sueño.

¿Recuerdas bien lo que pasó? Cuando subimos hasta el último piso nos encontramos con un cuarto tan largo que parecía un salón de baile. El suelo también era de madera, todos nosotros -no recuerdo ahora cuántos éramos- empezamos a sacar de bolsas negras el producto del robo. Alguien bromeó diciendo que las bolsas negras eran como la noche y la luna era un agujero en medio de la bolsa, metes tu cabeza en la bolsa y puedes ver cada detalle del cosmos, bueno siempre y cuando no se te vaya la respiración.

Tú abriste la ventana y vimos hacia afuera, calle abajo empezaba el carnaval de nuestras vidas pasadas, cada una de ellas nos brindaba un trago y nosotros celebramos ya no ser esos que corrían por el suelo empedrado. Pasó cada día anterior y reconocimos nuestras sombras, pasó aquella luz con forma de voz que nos alentaba cada año a continuar la marcha, pasó Xavier Velasco en un barco chiquito, remando con un perro alado, y nosotros seguimos celebrando en esa gran habitación con la ventana por donde se asomaba una luna que nos amamantó toda esa noche, hasta que al día siguiente bajamos otra vez esas escaleras de madera que rechinaban peligrosamente, como si de un momento a otro se abriera un hueco entre peldaño y peldaño y cayéramos sin remedio al centro del sueño.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Radiohead en el Foro Sol

La noche del 16 de marzo fuimos testigos de uno de los mejores conciertos que se han dado en la Ciudad de México en este 2009.

La noche presagiaba tormenta, una nube amenazante sobre el Foro Sol no dejaba de molestar con su chipi-chipi. ¿El Foro Sol con lluvia? Que ironía.

LOS ROBOTS SE INVENTARON EN ALEMANIA
La noche la abrió el grupo alemán de música electrónica Kraftwerk, cuarteto de hombres máquina que hipnotizó con su electrónica de avanzada. A pesar de que la banda nació por ahí de principios de los setenta, demostraron que sus atmósferas no pertenecen a un tiempo determinado, aunque se ve que aquí surgió mucha de la música llamada "electrónica" que en el futuro sería copiada por miles de dj's.

Y LA NAVE BAJÓ
Como si se tratara de la pelicula de Spielberg Encuentros cercanos del tercer tipo, donde los extraterrestres se comunican con los humanos a través de música y luces, el quinteto británico presenta para sus conciertos una cortina de leds y una pantalla donde se dibujan sensaciones, donde las emociones tienen colores y texturas, donde los ojos de Yorke se funden en el infinito con las supernovas, con la piel de los miles de fanáticos que se entregaron a cada acorde desde que el grupo de extraterrestres abrió la noche con 15 steps.

Después de eso ya nada sería igual para los que estuvimos ahi, fuimos testigos de que la nave nodriza bajaba poco a poco sobre el foro, de que se comunicaba con nosotros en un idioma que extrañamente todos los ahí reunidos entendíamos, con el hiperquinético de Thom al frente gruñendo, moviéndose como poseído con la música de sus compañeros, como un muñeco recibiendo choques eléctricos, bailando al ritmo de las almas de las más de 55 mil personas ahí reunidas.

ANDROIDE PARANOIDE
Cada canción es un viaje que a veces no tiene retorno. Este grupo de personajes con transtornos maniaco depresivos demuestran que sus obsesiones son más que pose de rockstar. Dos veces se quedó en la atmósfera la canción Exit music (for a film), que por una u otra razón no pudieron terminar de tocar. Yorke se sale del escenario por espacio de cinco minutos, en los que los humanos ahí reunidos volvemos a tocar el piso. Despúes vendría la furia sacada de la mejor manera, tocando sin concesiones una guitarra atronante, de manera desquiciante; esto es pues el espíritu del rocanrol.

Más de dos horas despúes y sin más qué decir, y a manera de agradecimiento por el recibimiento de la banda azteca, y donde en algunos momentos hasta Yorke se carcajeaba en el micrófono, cerraron la noche con una canción que sin necesidad de sonar a lugar común es un himno, sí señoras y señoritas, caballeros y bolitas: ¡Creep!

Despúes de eso la nave tomó altura y desapareció. Los que fuimos testigos podemos decir que así fue, que los seres de otros mundos existen y que esa noche del 16 de marzo se pudo constatar en el Foro Sol de la Ciudad de México. Y para muestra más real, aquí uno de los muchos videos que los que sabían no les iban a creer tomaron esa noche.


lunes, 9 de marzo de 2009

Jaime López en Saltillo o "Tengo la edad del rocanrol"

Jaime López siempre será fronterizo, y en las fronteras están los extremos (que ya sabemos que se tocan) y con el oriundo de Matamoros no es la excepción. Acá está el buen rocanrol, la música norteña, el recuerdo de los grandes como Piporro o Clavillazo, el rap nacional, el blues chilango y una cantidad de buen humor que salva de la solemnidad al mejor letrista del rock mexicano actualmente.

Su presentación en Saltillo la salvó el socarrón de Jaime con su voz aguardientosa y su guitarra que parece que ha viajado con él en ese vagón de vagabundos, de un público escaso y apagado a veces, "pocos pero expansivos" como dijo él mismo en algún momento de la presentación; aunque la energía sólo viajaba en un senido dentro del teatro de Saltillo, nunca se "agüitó" el Hotel Garage, al contrario: como buen toro de lidia se creció al castigo y entregó en poco más de dos horas un espectáculo lleno de buenos momentos y entrega total a su escaso pero fiel público, que disfrutó casi en su totalidad de los discos Grande Sexi Tos y Por los arrabales, grabaciones de diferente manofactura pero ejecutadas de manera espléndida por esa banda de acompañamiento (José Luis Domínguez en la lira, Iván García en la bataca) que hace crecer al viejo lobo, que además como los mejores tequilas y aguardientes, entre más viejos saben mejor.

Jaime demuestra su grandeza de manera contundente al despojarse del Hotel Garage en parte del concierto y solo, primero con su pura voz y armónica y después con su guitarra "54", pasando de un clásico de su discografía a otro sin bajar los brazos, tirando al aire, taconeando el piso, bailando como pachuco, armando el borlote, gritando a todo pulmón riéndose de el mismo, moviéndose como tanguero sin acordeón, despidiéndose sin quererse ir. Y para muestra de lo que digo ahí les mando este video de dicha presentación, que ojala disfruten como lo disfrutamos quienes estuvimos ahí. Que les sea leve y ¡salud!

domingo, 8 de febrero de 2009

esta es la codiciada estatuilla


lunes, 2 de febrero de 2009

El Terminator

Para Armando Vega Gil


A principios de los noventa en Torreón todavía existía lo que se llamaba "zona de tolerancia"; años después los bonitos gobiernos panistas la cerraron y la raza que ahí trabajaba se dispersó por toda la ciudad, o sea que ahora Torreón es toda una gran zona roja. Pero para las fechas que les platico, darse una vuelta por ahí era cosa obligada para algunos y temeraria para otros, y acá su charro negro, cuando andaba por los 16 años, fue invitado por un amigo a conocer tan bonito lugar de solaz y esparcimiento.

Por supuesto que a mi edad no me dejarían entrar a los puteros de la zona, pero mi cuate que ya se las daba de caifán conocía a la raza que ahí trabajaba, y por medio de unos billetes pues hasta señor me decían. Así que cuando me preguntó mi cuate: ¿a 'onde vamos?, le dije: no, pos tú llévame a conocer, y casi de la manita me invitó a una cantina de las llamabas cervecerías, porque ahí sirven cheves y nada más. Total que entramos en una de ésas y ahí estaba la crema y caca de la suciedad lagunebria en pleno: albañiles que se gastan su sueldo en cheve, raterillos de carteras, borrachitos terminales, putas como de cien años, soldados en su día franco, y un virginal mozuelo que con ojos de azoro veía el apocalíptico cuadro. ¡Chin, a 'onde me vino a traer éste! Pero mi cuaderno muy quitado de la pena y conocedor del terreno pide dos caguamotas tibias que un putillo que funcionaba de repente como mesero nos trajo, no sin antes echarme una mirada braguetera que nomás me hizo hacer ¡gulp!; y pus ya estaba ahí y ni modo, a ver qué onda.

¿Qué, güey?, me dice aquel, ¿cuál te gusta? Nooo si todas parecen abuelitas y las que no están tan viejas tienen unas panzotas caguameras o unas cicatrizotas de operaciones o de balazos o vaya usted a saber, mejor nomás la caguamita y ya, ¿no? Como quieras, yo sí bailo con una; dicho lo anterior este cuate se avienta a la pista con un adefecio de esos que les platico, y de a Travolta del tercer mundo hace como que baila una canción machacona en el tun data, tun data. Todo iba muy bien, hasta que en una de esas piruetas mi cuais se tropieza con un soldado que también la marcaba chido. Perdón, dijo aquel, pero el militar no se queda así nomás y le da un aventonzote y aquel va a dar hasta la mesa 'onde estoy yo, ¡chin! ya me tumbó la guama. Se levanta, agarra su cagua y se la avienta al sorcho, que se agacha, y el envase se estrella contra la barra. ¡Ya bailó Bertha!, ya se hicieron los putazos.

No sabía si esconderme debajo de una mesa, salir corriendo o qué, pero decido echarle la mano a mi cuate y en una maniobra heredada de mi padre le sorrajo con una silla al soldadito de pomo, ¡chaz!, se oye el sillazo en la moyera de aquel, y cuando pensamos que ya estaba nocaut, se levanta como si nada. No mamess, dije, y 'ora sí salimos corriendo. Afuera de la cervecería pensamos a dónde huir, cuando vemos que el soldado sale en nuestra búsqueda. No, pos a la salida, me dice mi cuate y salimos a paso de marchista con diarrea, sin correr pa' no levantar sospechas.

Cuando volteamos ahí estaba el soldado como Van Dame, atrás, escurriendo sangre de la cabeza, sin decir nada: nomás mirándonos con ojos de ya valieron madres, y que sale de la zona tras nosotros. En ese tiempo mi cuate vivía con su familia en una escuela que está pasando un puente que cruza la ciudad de Torreón, entrando a la de Gómez Palacio, Durango. Imaginen la escena: dos güeyes corriendo a las tres de la mañana por un puente como de doscientos metros de largo, seguidos por un soldado que sin detener la marcha y con sangre en la cara nos muerde los talones. Como de pesadilla, parece que no avanzamos y que el soldier da zancadas con sus botas y está a punto de aplastarnos como a dos cucarachas.

Llegamos a la escuela bañados en sudor por la corretiza y la adrenalina, saltamos una barda y cuando pensábamos que habíamos perdido al perseguidor, éste como perro sabueso aparece en la escena. Como olfateando el miedo se detiene y echa una mirada al entorno, nosotros lo vemos desde atrás de la barda por un agujero, aguantando la respiración. El soldado, como robot, en dado momento da media vuelta y se va. Nosotros nos quedamos ahí en la barda hasta el amanecer: ya lo imaginábamos saliendo de detrás de una piedra, saltándonos y comiéndose nuestas entrañas.

Nunca más volví a pisar la zona de tolerancia, y mi cuate dejó de ir como un año, hasta saber que el soldadito no estaba ahí esperándolo como el terminator. Estuvo cabrón eso.

martes, 20 de enero de 2009

nit awards: los premios más esperados

sí. como dice ahí: clic en el boleto pa' votar








lunes, 19 de enero de 2009

Courtney Love busca novio a Frances Bean

domingo, 18 de enero de 2009

La vida en La Barranca



La primera vez que escuche hablar de La Barranca fue en una reseña de su disco debut El fuego de la noche, hablaban de éste como uno de los mejores de ese año, 1996. Como en ese entonces acá en Torreón no teníamos un Mix Up o cosa que se le pareciera, le pedí a un amigo que viajó al DF que me consiguiera ese material. Me lo trajo en cassette. Desde la primera vez que lo escuché sentí un escalofrío, que es la manera irrefutable de sentir el verdadero arte. Además el nombre del grupo me pareció genial: una barranca, una herida, un abismo.

Desde entonces La Barranca se convirtió en uno de esos grupos a celebrar, a seguir. Cada disco, con sus diferentes alineaciones, es la manifestación palpable de que en el rock mexicano se pueden hacer discos de calidad, sin caer en la celebración infantiloide propia de la mayoría de los materiales de nuestro pobre rock. La Barranca desde el principio se desmarcó del facilismo y nos entregó verdadero rock mexicano, sin clichés ni vestimentas autóctonas; con profundo entendimiento de nuestra música ha logrado imprimir en cada placa el sentimiento de nuestro mundo, el mundo mágico de un país con profundas raíces del conocimiento del cosmos y de la naturaleza, de un rico universo interior.

Cuando supe que el escritor David Cortés había sacado un libro sobre el grupo me dio un enorme gusto, por varias razones. La primera es que sobre el rock mexicano casi no existe material de este tipo, o sea, pocos escritores se han dado a la tarea de dejar un testimonio bibliográfico sobre un grupo o algún cantante de la escena rockera en México, si acaso el inconseguible ensayo de Xavier Velasco sobre Caifanes (Una banda nombrada Caifanes), o el deplorable cebollazo de Arturo Castelazo sobre Alejandro Lora (Lora, vida y rocanrol) habían intentado de alguna manera dejar huella escrita del paso de dichos músicos, cosa que en otros países, como digamos España, existe más material de músicos de rock, tanto españoles como ingleses o norteamericanos.

Lo otro que celebro del libro de Cortés es que trata sobre uno de los mejores grupos mexicanos, y la vida y la obra de un personaje como lo es Jose Manuel Aguilera, músico que no ha sido valorado en su real dimensión, guitarrista exepcional y dicho sea de paso una gran persona.

La vida en La Barranca de David Cortés no se parece a ninguno de los libros que señalo líneas arriba. El escritor se echa un clavado gozoso en la música y la lírica de la banda, la desmenuza, la desnuda, nos da un mapa sobre sus discos y sus signos. Al terminar de leer su muy particular modo de escuchar cada canción, cada disco de La Barranca, dan ganas de volver a escucharlo con los oídos que nos presta David; cerramos los ojos y nos dejamos ir, volvemos a la raíz de la música y a su sentimiento primigenio, lo volvemos a tocar con otros dedos, lo olemos de modo distinto y lo disfrutamos más. Ése es el mejor logro de este libro de Cortés, no dejen de leerlo y recomendarlo. Su esfuerzo debería ser imitado para que el rock mexicano algún día pueda considerarse no sólo para que se exhiba en las virtinas de las tiendas de música, sino también en las librerías. Felicidades a David Cortés.




Cortés, David. La vida en La Barranca. Ediciones Stella, 2007.

antigua soledad de bares