Cold electric music
damage me
rend my mind
w/your dark slumber
Jim Morrison
damage me
rend my mind
w/your dark slumber
Jim Morrison
Hay momentos que por alguna razón en la vida se te quedan marcados para siempre y de hecho van creando a partir de un suceso lo que va a ser después tu existencia futura. O sea, son las mentadas "primeras veces" de cualquier acto. Recuerdo por ejemplo la primera vez que me fui solo a la escuela (que ya no me acompañó ninguno de mis padres), o la primera vez que salí a una fiesta y la primera borrachera en la misma con brandy Don Pedro, ¡la primera novia! y tus primeras broncas con la misma. Claro que cuando la música es ya parte de tu forma de vida desde esa edad, los encuentros con discos o grupos en vivo te marcan de manera decisiva.
En mi caso el rocanrol ya era desde entrada la adolescencia un amigo muy cercano, aunque todavía no lo encontraba más que como un entetenimiento en fiestas. Imagínense, cuando este que escribe entró en la secundaria el fenómeno "rock en tu idioma" empezaba fuerte y los grupos argentinos, españoles y por ahí uno que otro mexicano empezaban a llenar mi incipiente discografía personal. Incluso acá a Torreón alguna vez llegaron a tocar gente que en sus países ya eran fenómenos de ventas, como los casos de los Hombres G o Soda Stereo, y que cuando vinieron por acá, sólo unos cuantos los conocían realmente. De hecho mi primer concierto en forma fue uno de Soda Stereo en un estadio de béisbol de por acá, al que un buen amigo de toda la vida casi me llevó de la mano, para que conociera a los que habían hecho el disco Doble Vida.
Pero el concierto y el grupo que me revolcó por los caminos eléctricos del rocanrol fue el Tri, ese Tri que todavía no le cantaba a la virgencita de Guadalupe, ese Tri que por ahí de principios de los noventa todavía era el mejor y más grande grupo de rock en México. Ese concierto de principios del 91, al cual fui solo con un boleto que me gané en un concurso radiofónico, fue mi entrada a ese vagón de vagabundos del cual ya no pienso bajar.
A pesar de que, como les comentaba líneas arriba, fue con Soda Stereo con quien conocí el rock de concierto, fue en ese del Tri cuando supe lo que realmente era vivir de lleno un concierto. Les explico: para empezar, el concierto fue en un lugar cerrado, algo así como un Palacio de los Deportes pero con capacidad para solo tres mil personas; o sea, el lugar tiene un domo. El Tri tenía entonces alrededor de 10 años sin pararse por estas tierras y su presencia convocó esa noche alrededor de cinco mil pelafustanes, unos con boleto y otros sin boleto, que le daban vuelta al domo como dos veces.
Los organizadores tenían como seguridad del domo a unos policías que eran conocidos entonces como "rangers", policías ejidales que no se andaban con mamadas y a la primera provocación te aventaban unos perros muy cabrones que traían, y cuando los perros estaban ocupados corriendo tras un greñudo tenían unos fuetes que dejaban bonitas marcas en las piernas del personal que no se ponía derechito en la fila. Claro que esto a la larga enervó a los greñudos y como media hora antes del concierto ya se había intentado el portazo, solamente quebraron vidrios del inmueble y uno que otro fan del Tri resultó con mordidas leves y fuetazos en el lomo y las piernas.
El ambiente era tenso en verdad, de hecho estuvo a punto de suspenderse el toquín, nada más que los que lo organizaban sabían que si lo suspendían los locos iban a quemar el establecimiento, como casi ocurrió ya cuando estábamos en pleno concierto. La cosa se ponía cada vez mejor, y eso que Lora todavía no subía al escenario a gritarle a sus "niñitos".
Continuará...
1 cuadros de papel higiénico:
-Fíjate que le tengo un resentimiento a Lora...
-Soda Stereo en Torreón. Por qué no me invitaste? =( Y nada de salirme con que no nos conocíamos eh...
-Salud, por las primeras veces!
-Ya te tardaste con la parte 2...
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