Ray Manzarek ha tenido desde hace años un problema muy grave: ese problema se llama Jim Morrison, y digo problema porque cuando el Jim vivía y era parte de los Doors, el interactuar con el personaje en cuestión le sacó más de una cana verde al hoy día cabecita blanca Manzarek, que nada güey siempre dejó hacer su santa voluntad a un cada vez más insoportable rey lagarto.
Pero como Morrison era la cara más reconocida de ese cuarteto y el que atraía a las masas, él mismo sabía que de dejar a los Doors este grupo se terminaría sin remedio o se hundiría en la mediocridad, que fue lo que resultó a la muerte del mismo. Manzarek, Krieger y Densmore no podían vivir con él pero no sabían vivir sin él, en una triste dependencia al poeta alcohólico que al final de los días de esta mítica banda odiaba tanto a sus compañeros como a los fans que ya no lo podían ver como al ángel del orgasmo que fue, sino como a un gordo poeta venido a menos. Morrison desde el malogrado disco The Soft Parade estaba convencido que de quedarse con el resto de la banda él se convertiría en una ridícula caricatura de él mismo como luego les pasó tanto a Ray como a Robby al tratar de continuar con el legado de una banda que murió en una tina de baño a mediados del setenta y uno.
Y es que ahora resulta que este par andan de gira por México, como The Doors, faltándole al respeto al legado de sus compañeros, tanto a Densmore como al mismo Morrison en un afán de ganar "algo" de lo que dejaron en el camino después de que se separaron allá por el 72, luego de dos discos mediocres que más bien sólo eran la confirmación de que ellos sin el cantante no eran más que un grupo de jazz de mediana calidad, a pesar de que en cierto momento de su carrera post-Morrison quisieron recultar a gente como en su momento un joven Iggy Pop que sólo les robó la ropa de Jim y desapareció sin dejar rastro. Eso les pasa por creer que de algún modo podían reemplazar al poeta.
Y bueno estos jinetes sin cabeza podran seguir de gira y hablar de lo maravilloso que es México y de que Jim esto y Jim l'otro; sólo los que de verdad respetamos la música de esta banda sabemos que The Doors están enterrados en un cementerio parisino y que tratar de revivir a un cadáver siempre será una cuestión de mal gusto y desesperación por la falta de talento de dos ancianos decrépitos que no quieren entender que sin Jim los Doors o como se quieran llamar nunca serán de respeto y que a nadie le importa lo que intenten. Yo me quedo con los discos, allá ellos.

Pero como Morrison era la cara más reconocida de ese cuarteto y el que atraía a las masas, él mismo sabía que de dejar a los Doors este grupo se terminaría sin remedio o se hundiría en la mediocridad, que fue lo que resultó a la muerte del mismo. Manzarek, Krieger y Densmore no podían vivir con él pero no sabían vivir sin él, en una triste dependencia al poeta alcohólico que al final de los días de esta mítica banda odiaba tanto a sus compañeros como a los fans que ya no lo podían ver como al ángel del orgasmo que fue, sino como a un gordo poeta venido a menos. Morrison desde el malogrado disco The Soft Parade estaba convencido que de quedarse con el resto de la banda él se convertiría en una ridícula caricatura de él mismo como luego les pasó tanto a Ray como a Robby al tratar de continuar con el legado de una banda que murió en una tina de baño a mediados del setenta y uno.
Y es que ahora resulta que este par andan de gira por México, como The Doors, faltándole al respeto al legado de sus compañeros, tanto a Densmore como al mismo Morrison en un afán de ganar "algo" de lo que dejaron en el camino después de que se separaron allá por el 72, luego de dos discos mediocres que más bien sólo eran la confirmación de que ellos sin el cantante no eran más que un grupo de jazz de mediana calidad, a pesar de que en cierto momento de su carrera post-Morrison quisieron recultar a gente como en su momento un joven Iggy Pop que sólo les robó la ropa de Jim y desapareció sin dejar rastro. Eso les pasa por creer que de algún modo podían reemplazar al poeta.
Y bueno estos jinetes sin cabeza podran seguir de gira y hablar de lo maravilloso que es México y de que Jim esto y Jim l'otro; sólo los que de verdad respetamos la música de esta banda sabemos que The Doors están enterrados en un cementerio parisino y que tratar de revivir a un cadáver siempre será una cuestión de mal gusto y desesperación por la falta de talento de dos ancianos decrépitos que no quieren entender que sin Jim los Doors o como se quieran llamar nunca serán de respeto y que a nadie le importa lo que intenten. Yo me quedo con los discos, allá ellos.

2 cuadros de papel higiénico:
qué se puede agregar a eso?
no somos nada...
(luego te cuento lo que me contaron, pa' que te rías)
...When the music is over . . .
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