miércoles, 12 de septiembre de 2007

Hay gatos que no mueren

Para mis amigas amantes de los felinos

Este gato se llamaba El Moi; la verdad no sé si se llamaba así realmente pero mi amigo Alberto y yo así le pusimos, era un pinche gato pelón, tuerto, sin dueño, que nomás se la pasaba con nosotros.

Lo mejor de este animal eran sus gustos musicales. Cuando iba yo a casa de Alberto a escuchar discos, andaba por ahí rondando por un ventanal que daba a la calle, pero cuando realmente ponía atención en la música era cuando Alberto ponía el disco El Diablito de los Caifanes: cerraba el único ojo que tenía y se paraba rígido como esfinge a escuchar.

Una vez y a modo de juego pusimos ese disco al revés, sí, todavía se escuchaban los lps; el Moi se puso como loco al escuchar la voz y las guitarras como si estuvieran lléndose por un hoyo negro que se llevaba toda la luz. Nos sorprendió su comportamiento pero lo entendíamos, estábamos tratando de abrir puertas y le daba miedo desaparecer con nosotros.

Al Moi un día lo encontramos muerto dentro de un carro abandonado. Lo enterramos en un baldío detrás de mi casa, pero sabíamos que ese gato no murió realmente, porque como dicen los Caifanes: hay gatos que no mueren, le dan la vuelta al cielo.

4 cuadros de papel higiénico:

i dijo...

aaahhhhhhhhhhh (suspiro)

Definitivamente mi gato favorito es el Capitán Gato, más todavía (si se puede) luego de leer esta historia.

Con ojito de Remi propongo llevarle flores al Moi (habría que hacer tantas cosas...)

abrazosos

Lu García dijo...

Que chido que lo recuerdes así...
Yo tuve un gato, al que llamabamos Larry, cuando ponía jazz se echaba frente al radio y movía su cola elegantemente y ronroneaba. Un día no volvió... chale.

Linda dedicatoria...

lagartija dijo...

Fratta dice que los gatos no mueren nunca ni nunca morirán... yo le creo.

Anónimo dijo...

que raro,mi gato cambio de dueño frenta a mis ojos,un lindo siames deseado por muchos, logro convercerlo una niñita de piel blanca, lo mejor del caso es que aun lo sigo viendo tomando el sol acostado sobre un balcon.