martes, 28 de agosto de 2007

Ya no quiero ser poeta

Lo peor de un poeta es creerse poeta. Así es como un hombre de conocimiento sucumbe ante el enemigo más poderoso: el ego.

Desde que uno anda por ahí haciendo sus pininos literarios siempre habrá alguien que te diga que tu trabajo no sirve, que mejor te dediques a otra cosa, que la cumbre de la poesía nunca la verán tus chinguiñosos ojos y tienen razón, eso se lo dejo a los que con todo derecho luchan sin cuartel para hacerse un nombre en el mundo de las letras, esos personajes tienen derecho porque el sudor de su culo les ha costado, tantos y tantos versos, tantos libros, tantos encuentros, tantos premios, pues se lo merecen sin lugar a dudas. Pero desde que conozco a los poetas más encumbrados de mi generación y los he visto como perros desesperados buscando la beca para armar la revolución ¡saludos Jaime López! más odio el oficio de poeta.

Porque ahí ya no hay amor por la creación, porque ahí ya no hay catarsis ni dolor, sino un trabajo más y unas pinches ganas del reconocimiento como el mejor poeta de mi ciudad, de mi barrio, de mi calle, de mi círculo de amigos, porque frente a ti hablan maravillas de lo que haces y a tu espalda te acuchillan como parte de un juego macabro sin reglas escritas pero sí muy conocidas, si alguien habla bien de ti ten cuidado.

No se si lo mismo pase en otras ciudades pero aquí en Torreón pasa, andan buscando ser la verdad de la poesía "del norte" y yo me pregunto, ¿para qué fraccionar por zonas geográficas la creación? ¿Para qué hablar de poetas del norte, del sur, del este y el oeste? Así es como este país se divide, así es como el centralismo subsiste, y eso parece que no lo ven los ojos laureados de mis compatriotas, ¿o es que su corona de vanidad no los deja ver? Misterio.

Por eso ya no quiero ser poeta, ya no quiero que me digan así, prefiero llamarme a mí mismo "explorador de interiores" o como les dé la gana, el arte no debe tener nombre ni diferencias, y entre los artistas el poeta es el peor animal de todos, presume lo que no es de él, al poeta le dictan lo que debe de escribir, ¿cuál es la cualidad entonces? ¿para qué presumir tanto? He descubierto mejores pensadores en las cantinas que en los talleres literarios, he conocido mejores poetas en las banquetas que en las lecturas de las "figuras", he visto más sinceridad en una película porno que rodeado de escritores, así es el oficio y espero no tener que decirlo otra vez, ya no quiero ser poeta.

3 cuadros de papel higiénico:

Beam dijo...

Que te digan poeta es un insulto.

Por cierto, que huevita disputarse ser el mejor "poeta/escritor/marica fronterizo".

Es como ver a una bandada de perros sarnosos peleándose por un hueso podrido.

Piensa global, no local.

Snif.

i dijo...

esteeeee... sí sí pero tampoco... creo que generalizar no conviene; o sea, entiendo tu punto pq conozco el mundillo del que hablas, pero creo que los que tienen la culpa no son tanto "poetas" sino meretrices literarias y no en el sentido heroico de la santa vocación sino en cuanto a que han quemado y malbaratado el oficio.

Yo no creo que los premios y las becas sean malos; que haya mucha mano negra no lo dudo pero tampoco creo que sea todo chueco, así como no le veo lo malo a que haya quién los dé y quién los reciba; lo que sí es que no creo que deban ser determinantes, porque un premio o una beca nunca son garantía de un buen trabajo pero chido que existan; el defectote ahí es el asunto de los que escriben nomás buscando obtenerlos y peor tantito, los que hablan mal de eso y luego meten proyecto a todo (conozco varios así). Yo he sido becaria y no me avergüenzo, pq sé que lo gané limpio [digan lo que digan los demás] y luego trabajé duro en ese proyecto todo el año (lo que es más, lo sigo trabajando, pq todavía no estoy conforme con el trabajo), y además la lana la usé pa' lo que era.

Luego, ambos sabemos (por la suerte de haber conocido a varios) que los verdaderos POETAS (y los verdaderos músicos, y etc), así con mayúscula, no tienen que andar pregonando que lo son. No llegan diciendo: soy tal cosa, sino que tú lo sabes por su trabajo. Y con mucho gusto les llamo a esas personas por su nombre (o sea: poeta, músico); al que creo/siento poeta lo llamo así, no porque me lo pida sino porque me da la gana. Jódete: tú eres poeta [aunque vuelvo al inicio: entiendo tu punto].

Y voy de acuerdo en no andar por la vida diciendo: soy poeta [yo me declaro pseudo poeta, aprendiz, música frustrada y pesadilla]. Digo pues: no necesito una etiqueta, como cantaba Pedrito: yo soy quien soy y no me parezco a naiden. Pero tampoco voy a negar que lo soy o a pedir que no me digan poeta; no hay por qué pregonar pero tampoco por qué renegar, ¿o por qué hacerlo? Nos dictan, dices, d'accord, y preguntas "¿cuál es la cualidad?", a lo que contesto: no cualquiera hace caso a esas voces. No se trata de presumir, sino de escribir y ya.

Lu García dijo...

Cito a uno que es, y no lo anda cantando:


"La lluvia global viene arrastrando lo local, pero se queda esta señal, por los que siguen..."

"No, no desmayes, ya casi está"

Sabes algo Paulo, yo no te admiro por que seas poeta, nomás te admiro por cómo escribes poesía (y todo lo demás).